¿Viajar rápido o despacio?

¿Viajar rápido o despacio?

Si vas a dar la vuelta al mundo con una mochila durante varios meses o años…

¿Es mejor viajar rápido, tratando de visitar todos los países posibles o viajar despacio, pasando mucho tiempo en cada país?

Esa es una de las preguntas que muchas personas se hacen. Ahora puedo decir que he probado las dos opciones, así que profundicemos en qué tienen ambas de malo y de bueno.

En mi primer viaje mochilero por Asia durante 8 meses, éstos fueron mis tiempos de estancia en cada país:

  • Malasia: 3 meses
  • Tailandia: 2 meses
  • Omán: 3 meses

Y en cambio en los casi 6 meses que llevo de Sudamérica, han sido éstos:

  • México: 1 mes
  • Guatemala: 2 semanas y media
  • El Salvador: 2 semanas y media
  • Honduras: 3 días
  • Nicaragua: 2 semanas y media
  • Costa Rica: 2 días
  • Colombia: 1 mes y 10 días
  • Perú: 1 mes
  • Bolivia: en progreso…

Así que vamos a ver los pros y los contras de cada opción.

Viajar despacio

Viajar “lento” es muy relativo, porque depende mucho del tamaño de cada territorio, pero para mí en términos generales vendría a ser pasar un mínimo de dos meses en un país.

En dos meses tienes bastante tiempo para no sólo adaptarte a la mayoría de costumbres, expresiones, precios… o a aprender unos básicos de como funciona la sociedad, sino que que te da tiempo para realmente acomodarte y acostumbrarte, hasta el punto de perder casi toda esa sensación de “novedad”. Las rutinas empiezan a hacer su aparición.

La verdad es que viajar despacio tiene muchas y diversas ventajas:

  1. Es muchísimo más económico

Al quedarte en un lugar, dejas de gastar tanto en transporte, descubres los lugares con mejor relación calidad/precio para comprar comida -o restaurantes- y puedes conseguir ofertas muchísimo mejores en alojamiento.

Por ejemplo, puedes alquilar habitaciones o casas por varios meses y eso te cuesta una fracción de lo que te costaría un airbnb o un hotel, si lo comparamos en cuanto a su gasto diario.

  1. Tienes menos estrés

Por supuesto, viajar despacio es menos cansado y estresante. Al no tener que moverte tanto, no tienes que estar pendiente de horarios de transporte, investigar sobre rutas, reservar alojamientos por Internet, descubrir dónde comer, conocer nuevas culturas, adaptarte a nuevas monedas, hacer y deshacer la mochila o pasar fronteras.

  1. Relaciones personales más profundas

Al tener más tiempo para conocer a las personas que comparten tu día a día, puedes generalmente crear conexiones más profundas, ya sea con aquellos que comparten tu hostal, amigos que puedes hacer o personas que te encuentras regularmente. Esto evitará que te sientas solo/a y dará por lo general mucha más vida a tu viaje.

  1. Mayor conocimiento de como funciona esa sociedad

En la línea anterior esas personas que conozcas, en confianza, te explicarán mucho mejor cómo se vive realmente en ese país o lo aprenderás tu mismo a base de interactuar con el resto de la sociedad. Empezarás a entender el por qué actúan o piensan de ciertas maneras, en vez de simplemente decir “qué curioso” o “qué raro”.

  1. Descubrimiento de lugares escondidos o no tan turísticos

Al poder pasar más días y semanas en un mismo lugar, empezarás a encontrar pequeñas ‘maravillas’ escondidas en forma de parajes o rincones poco turísticos, como la típica playa oculta, un barrio poco conocido pero con mucho encanto, un pequeño restaurante especial o un mirador que solo conocen los locales.

  1. Mayor rutina significa casi siempre más salud

El no tener que cambiar constantemente de cama, poder comprar y cocinar tu propia comida, tener una rutina de ejercicio y no estresarte tanto ayuda enormemente a que tu salud sea mejor, como es de sentido común. Así que este es otro punto a favor.

Es posible que haya más ventajas, pero creo que estas resumen muy bien este estilo de viaje.

Viajar rápido

Viajar velozmente también es muy relativo. Para el caso que nos ocupa, de mochileros, digamos que es estar entre dos semanas y un mes y poco en un mismo país.

Menos de dos semanas sería ya demasiado rápido, acercándose peligrosamente a lo que hacemos al viajar de turisteo en vacaciones. En ese caso es bastante complicado aprender algo más que lo básico respecto a esa sociedad o visitar algo más que las zonas turísticas y bien conocidas.

Así que viajar rápido tiene otras ventajas muy distintas:

  1. Te da una visión más amplia y generalista

No una visión más amplia del país, sino del continente que el mismo ocupa o del planeta entero en general. Al tener tiempo de visitar más países y sociedades, puedes hacerte una mejor idea de por qué el mundo es como es. Lo que en inglés llaman la ‘big picture’.

  1. Sientes esa sensación de novedad de forma constante

Algo comparable a la dopamina que nos proporcionan hoy en día el móvil y las redes sociales pero en versión real. Cada dos por tres sientes esa avalancha de emociones al descubrir lugares, personas y costumbres nuevos y excitantes, lo cual está bien, porque seguramente se quedarán en tu memoria mucho tiempo (a diferencia de los vídeos de Youtube).

  1. Te pueden ocurrir cosas más sorprendentes o ‘aventuras’

Das pie a que te pasen cosas raras, ya que estás siempre fuera de tu zona de confort, en lugares desconocidos y con personas nuevas. Eso siempre es una buena combinación para que te salgan planes muy inesperados o que te veas metido en situaciones que en un día normal en tu día a día no encontrarías.

  1. Te obliga a mejorar tu capacidad de adaptación

Al cambiar todo tu entorno tan a menudo, tienes que aprender a adaptarte sí o sí, en caso de no querer pasarlo mal. Aprenderás a estar cómodo en muchos lugares o situaciones que antes no hubieras aceptado fácilmente y a agradecer a la vida cuando todo salga a favor y no haya ningún contratiempo.


Como habrás notado, no he escrito los contras de cada tipo de viaje, porque cada “pro” de uno es el contra del otro. Es decir, los contras de viajar rápido serían un viaje más caro, con mas estrés, relaciones personales más superficiales, etc. y los contras de viajar lento serían no ver tanto la big picture del mundo, no sentir tanta novedad o que no te ocurran tantas aventuras, por ejemplo.

¿Qué opción es mejor?

Ninguna.

Jajaja.

Es broma, por supuesto para cada situación y momento de vida, sirve una o sirve la otra.

Según mi experiencia, la mayoría de viajeros que me he encontrado responde a esta pregunta diciendo que es mejor viajar lento, porque así profundizas más en cada país. Ahora lo ‘slow’ está de moda.

El problema es que no es factible viajar siempre despacio si quieres tener una idea de cómo es el mundo, a no ser que tengas dinero y tiempo ilimitados.

Y aun así, si los tuvieras, hagamos un ejercicio:

Existen actualmente 195 estados, de los cuales 30 son realmente minúsculos y otros 30 bastante pequeños.

Digamos que quieres pasar dos semanas en los minúsculos, un mes en los pequeños y dos meses en el resto.

La operación sería así: (30 x 0.5) + (30 x 1) + (135 x 2) = 315 meses.

Y 315 meses es el equivalente a 26 años.

Por lo tanto, para visitar todos los países del mundo viajando ‘lentamente’ tendrías que dedicar 26 años enteros de tu vida a este menester.

Algo absurdo.

Aún así muy poca gente quiere visitar todos los países y, de los que lo quieren, muy pocos lo consiguen. No es lo que nos ocupa en este momento, porque pasarte la vida entera viajando de país en país no creo que sea algo sano para nadie.

Así que lo mejor es, si se puede, combinar ambas opciones.

Yo decidí viajar lento en su día porque por aquel entonces no tenía casi dinero y porque realmente quería profundizar en cada país en el que estaba. Ahora, en cambio, valoro más tener una visión general de los continentes a los que voy, porque mi objetivo actual es aprender más acerca de cómo es la humanidad y por qué actúa como actúa según la cultura en la que ha nacido.

Al final la misma definición de “viaje” significa moverse, sino sería “irse a vivir a otro lado”.

Según el diccionario:

Trasladarse de un lugar a otro, generalmente distante, por cualquier medio de locomoción.

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