Viajar... en el tiempo
Terminando ya el viaje de dos meses por India y Nepal, miro atrás y me doy cuenta de que, para mí, la sensación ha sido de, por lo menos, estar medio año fuera de casa. Me parece que aterricé en Mumbai hace una eternidad y ahora mismo estoy otra vez aquí, donde empezó todo, a pocas horas de coger el vuelo a Barcelona.
Es increíble como cambia la percepción del tiempo según tus actividades y tus rutinas. A veces, cuando estoy metido en ellos, estos viajes se me hacen eternos y parece que no acabarán nunca, pero cuando vuelvo y paso unas semanas en casa, se acaban condensando en un recuerdo.
Y es que cuando los pongo en perspectiva con mi vida entera, no son mucho: he calculado que el 5% del tiempo que llevo en este planeta lo he pasado viajando. Lo curioso es que puedo rememorar casi todas las vivencias y donde estuve en tal momento concreto, cosa que no me ocurre cuando estoy inmerso en la rutina de mi vida ‘normal’, donde los recuerdos se mezclan y confunden en los años y en la que solo acaban destacando en mi mente los días realmente especiales.
No quiero hacer apología de los viajes ni pretender que el hecho de poder recordar más cosas signifique que he vivido mejor. No creo que sea así, puesto que uno también puede recordar muy vívidamente situaciones duras y traumáticas. Solo quiero investigar la percepción temporal mediante la palabra, sin mucho orden ni concierto, porque me parece muy curioso.
Recuerdo una entrevista a Fernando Alonso, el piloto de Fórmula 1 en la que, mirando atrás y haciendo balance de su larga carrera profesional, el entrevistador le preguntaba si tenía algún remordimiento respecto a su pasado. Fernando le dijo que no, que a pesar de realizar cambios de equipo muy criticados y que no siempre le beneficiaron, sentía que todo lo que había hecho lo hizo siguiendo en el momento los dictados de su corazón. Pero sí que había una cosa que le molestaba y es que no recuerda prácticamente nada de cuando ganó sus dos títulos mundiales, lo que fue el cúlmen de su carrera deportiva, hace ya casi 20 años:
Lo que sí siento es no haber disfrutado más de mi carrera. Estoy al final de ella, hay una nueva vida sin conducir dentro de unos años, y cuando vuelva la vista atrás veré muchas cosas, muchos amigos, experiencias increíbles, pero es como: ‘Debería haber disfrutado más’. Si tuviera la oportunidad de vivir mi vida una vez más, quizás no cambiaría nada de las elecciones, los equipos… Cambiaría el vivir más esos momentos y tener más recuerdos de aquellos momentos. Cuando gané el título en 2005 y 2006 no recuerdo casi nada de aquellas tardes y noches, lo que es una pena. Son las cosas que cambiaría.
Dijo que por aquel entonces estaba demasiado enfocado en el siguiente fin de semana, en la siguiente carrera.
Me impactó mucho escuchar eso. Imagínate. Llegar a la cima del mundo en tu campo: que te reconozcan y te den un premio como la mejor profesora, psicóloga o farmacéutica, el mejor abogado, ganar un Nobel, un Pulitzer o lo que sea; en este caso un mundial de Fórmula 1. Y no recordar prácticamente nada por estar demasiado enfocado en el futuro.
Es muy probable que ese cambio de percepción en los viajes venga de vivir situaciones nuevas, en las que la atención tiene que estar fuera de mi mismo y no en mi mente ni en mis pensamientos. Lo que llaman ‘estar presente’. Pero eso ya se ha convertido en un tópico que no nos aporta nada nuevo: ¿Cómo hago para estar más presente de manera intencionada sin tener que viajar? Parece algo a lo que tenga que ponerse esfuerzo y, encima, cuando no te acuerdas de hacerlo, te sientes mal.
Quizá la cuestión no está entre escoger vivir intensamente o de forma tranquila, sino en otra perspectiva: la de disfrutar. Pero no disfrutar en el sentido de “Uau, me lo estoy pasando genial”, sino un disfrutar del cambio de perspectiva, de ver tu vida desde fuera, como un observador externo.
Parece que sea un cambio muy gordo: ¿cómo voy a disfrutar de un día normal y corriente, en el que estoy haciendo cosas que no me apetecen y el cual no se distingue nada de ayer ni se distinguirá del mañana?
A pesar de todos los problemas y objetivos que tienes ahora mismo, puedes estar aquí. Si dejas de leer esto un instante y miras a tu alrededor con calma, si realmente puedes hacerlo, quizá puedas respirar y darte cuenta de que esta época de tu vida, por muy larga que esté pareciendo, no volverá jamás.
Y que, igual que recuerdas ahora ciertos momentos de tu infancia o adolescencia como los mejores de tu vida -sin saberlo en ese momento-, dentro de diez o veinte años recordarás esta época como algo increíble, porque te hizo aprender muchísimo (en caso de que ahora lo estés pasando mal), cosa que te convertirá en quien serás, o porque realmente fué una pasada (en caso de que consideres que ahora estás bien).
Es posible que vivas en una casa diferente, que varios de tus familiares o amigos ya no estén, que tus hijos hayan crecido, que tu situación financiera sea completamente distinta y que todo lo que te preocupa hoy sea un mero recuerdo.
Puedes viajar en el tiempo, desde ese futuro hasta el pasado, el día de hoy. Y aprovecharlo.