Miedos y Expectativas
Hacía ya unas semanas que había hecho una lista con las expectativas y los miedos relativos a esta nueva aventura.
Sin embargo, este artículo lo estoy escribiendo en nuestro primer día en Cancún. Supongo que tiene que ver con que, por un lado, sé que probablemente me remueva aspectos emocionales (cosa que a veces no apetece y por eso lo he ido alargando en el tiempo); y, por otro, con que ya Pablinx terminó la web y ya toca empezar a publicar cositas.
Desde hace no mucho tiempo he tratado de que forme parte de mi forma de vivir el lema “no tener expectativas”.
La razón principal es que creo que es mejor no esperar nada del futuro y llevarte una sorpresa, más que tener una idea de cómo serán las cosas y llevarte una decepción. Además, de esta forma, siento que estoy más abierta a nuevas experiencias y no tan condicionada por mis esquemas mentales.
No obstante, en la práctica es casi imposible. Siempre, aunque sea inconscientemente, nos imaginamos cómo será ese futuro cercano: como será nuestra primera clase en la universidad, como serán los compañeros de trabajo, cómo irá esa ansiada primera cita… Hasta en cosas tan cotidianas como el qué comeremos esta noche.
¿Cómo no vamos a crearnos expectativas entonces de una aventura como la que vamos a vivir Pablo y yo?
Como dije antes, no quiero que esto sea una lista que haya que ir marcando con “checks” según se vayan cumpliendo. Esto es una especie de recordatorio para mí misma sobre lo qué espero y quiero que este viaje me aporte. No necesito que se den todas y cada una de ellas, simplemente tenerlas presentes.
Bien, comencemos:
-
Mejorar mi inglés. Desde hace un tiempo, por no practicarlo con frecuencia, siento que mi inglés ha empeorado y que, además, me cuesta bastante hablar de manera fluida; por lo que espero (y sé con seguridad que va a pasar porque, básicamente, no queda de otra que hablar con la gente si quieres relacionarte) que este mejore a lo largo del viaje.
-
Ser aún más independiente. Si ya me considero así, espero en este viaje ganar aún más independencia para afrontar de forma autónoma cualquier situación que suceda.
-
Indagar en mi espiritualidad. Esto, más que una expectativa, es una consecuencia intrínseca de realizar un viaje así, pues acabas poniéndote a tantas emociones que resulta inevitable crecer y desarrollarte personal y espiritualmente. Además, me encantaría poder realizar algún retiro de meditación, conocer personas que me descubran otras formas de pensar…
-
Fortalecer mi relación con Pablo. Espero, deseo y trabajaré porque mi relación con Pablo siga igual de sana que ahora e, incluso, que mejore. Espero que este viaje nos enriquezca como pareja y que nos haga más empáticos, inteligentes emocionalmente y comprometidos con la relación.
-
Probar deportes nuevos. Especialmente, deportes acuáticos, como el windsurf. También me encantaría probar la escalada.
-
Perder mi fobia a los lagartos. Los que me conocen saben que desde hace bastante tiempo se ha desarrollado en mí una fobia heavy a los lagartos y salamandras. Cierto es que en los últimos meses la he trabajado y he conseguido aceptar que estos existen y que podemos compartir el mismo espacio ajajajjaajj (aunque con una distancia importante)
-
Tener mi corazón abierto a cualquier experiencia y persona. Conoceremos a miles de personas durante el viaje, viviremos experiencias únicas y, probablemente, irrepetibles. Espero poder recibirlas, aceptarlas e interiorizarse. Espero que me calen, que me lleguen muy adentro. Espero, también, poder recordarlas con los años como esas batallitas que nunca se olvidan.
-
Estar muy presente y agradecer esta oportunidad. Me gustaría que frecuentemente vuelva al presente y sienta, respire, mire, todo lo que me rodea; que sea consciente de donde estoy y el por qué, y que, así, agradezca el estar viviendo ese momento.
-
Desapegarme de lo material. Este creo que es un paso que afronté nada más hacer la mochila, porque, al fin y al cabo, tuve que hacer una gran selección de ropa y quedarme con mudas como para una semana más o menos. Aquí no caben los “por si acaso”, me las tengo que apañar con lo que cabe en mi mochila de 50 litros del Decathlon.
Ahora pasamos a los miedos:
-
Sufrir por alguna enfermedad. Es curioso, porque el miedo no viene de enfermarme en sí, si no de que esa enfermedad me genere sufrimiento y que este, además, se alargue en el tiempo. Entiendo que este miedo tiene origen en la incertidumbre y el desconocimiento de cómo funciona el sistema sanitario en otro continente. Es miedo a que una enfermedad me deje sin energía, sin defensas… Y con esto, que el viaje no pueda continuar o se tenga que parar por un tiempo. Soy consciente de que esto es un punto extremo, que hay muchas otras opciones antes de llegar a eso: tomar medicamentos, ir a un médico, contactar con mi seguro, reposar unos días… Pero, al fin y al cabo, los miedos muchas veces no son nada racionales.
-
Que mi relación con Pablo salga perjudicada Pablo y yo tenemos una oportunidad increíble ahora mismo. Vamos a vivir una aventura que muchísimas parejas desearían vivir. Por suerte (y por habérnoslo currado), se han dado los factores necesarios para poder realizar este viaje: yo acabo de terminar la carrera, los dos trabajamos online, no tenemos cargas económicas… Ambos estamos seguros de que esta experiencia nos marcará de por vida, tanto individualmente como a nivel de pareja. Ahora bien, también somos conscientes que nos espera un estilo de vida nada acomodado, con mucho ajetreo, sin un lugar estable y con situaciones que nos pondrán al límite. Resulta fundamental tenerlo en cuenta, ya que a la larga, desgasta emocionalmente, y cuando pasas tanto tiempo con una persona en este tipo de situaciones, esa relación puede verse perjudicada. Además, Pablo y yo somos personas muy independientes, respetamos y apreciamos mucho nuestro tiempo a solas y nuestro espacio. No nos gusta pasar muchas semanas juntos sin separarnos ni un momento, porque necesitamos intimidad. En el día a día en Tenerife era muy fácil solucionarlo, porque cada uno tenía su propia casa, sus propias amistades y sus propios hobbies; pasábamos el tiempo que queríamos juntos y luego volvía cada uno a su espacio. Sin embargo, ahora no es tan sencillo, porque estamos viajando juntos, hospedandonos en el mismo lugar y visitando los mismos sitios. Hemos hablado de la posibilidad de que si llega un momento en el que nos sintamos agobiados, cada uno se vaya a un lugar diferente durante una semana (o el tiempo que necesitemos) y así poder darnos un respiro. Veremos cómo poco a poco se van dando las cosas.
-
Que mi mente y mi cuerpo no sean capaces de sostener ese estilo de vida. Como dije antes, estaremos en constante movimiento, con miles de estímulos diarios, conociendo a personas, probando nuevas comidas, afrontando cambios de horarios y largas horas de trayecto en transporte público. Es un ritmo al que nuestro cuerpo no está acostumbrado (lo cual no significa que no se pueda acostumbrar), por lo que puede sufrir consecuencias: a nivel de salud física, con enfermedades; y a nivel de salud mental, con estrés, ansiedad e, incluso, tristeza.
-
Perder todas mis cosas. Siento miedo de que por un despiste, me olvide mis cosas en algún lugar, o que me las roben. Especialmente, me da miedo perder los documentos importantes. Si me sucediera en España no me preocuparía tanto, porque sé cuál es la solución, a dónde tengo que ir y qué tengo que hacer exactamente; sin embargo, en otros continentes no lo sé.
-
Que le pase algo a un ser querido y no poder estar cerca. Es inevitable para mí pensar en que algo le puede pasar a un ser querido, ya sea la muerte o una enfermedad grave, y que yo estoy a 11h o más de distancia de ellos. Es un suceso que no puedo controlar y que si tiene que pasar, pasará estando en Cancún o en La Palma, y que será de la forma que tenga que ser, lejos o cerca.
Todos estos miedos forman parte del viaje, y no me incomoda que estén ahí; de hecho, me gusta en cierta manera, porque cuando este termine, podré apreciar cómo los he afrontado, si es que se ha presentado alguna situación y cómo me habré sentido.
Bueno, pues este es mi primer post que escribo desde el otro lado del charco.
Iremos viendo con el paso del tiempo qué sucede en este gran viaje, si esas expectativas se van cumpliendo, al igual que si tengo que afrontar alguno de mis miedos; o, incluso si aparece alguno nuevo.
Muchas gracias si has llegado hasta aquí, porque te has comido lo que para mí ha sido un desahogo emocional jajajaja.
!Nos vemos pronto!