Wayúu

Wayúu

Hace dos semanas llegábamos en mototaxi a esta puerta. Era un día lluvioso. Nos quedamos parados justo delante de ella porque, a pesar de que estaba abierta, no estábamos seguros de si era el lugar que habíamos reservado en Workaway.

Oíamos el sonido alto de una televisión. No entendíamos por qué, en medio de una selva, en medio de un paraje perdido y natural, había una televisión encendida (más tarde nos explicarían que se mantenía encendida para que las personas de fuera pensaran que había gente dentro y así no entraran a robar)

Decidimos pasar y averiguar.

Enseguida apareció Thais, la dueña de la finca ecológica en la que nos alojaríamos en las siguientes dos semanas y para la que trabajaríamos. Estuvo casi toda la tarde explicándonos sin parar miles de cosas diferentes acerca de la casa, de cómo funcionaban los aparatos, de qué hacer en caso de que se fuera la luz o hubiese inundaciones. Pablo y yo nos mirábamos un poco exhaustos, abrumados con tanta información (que nunca recordaríamos) y deseosos de colocar nuestras cosas y descansar.

Pobres ilusos, no sabíamos que aún nos quedaban por delante dos días intentando arreglar un váter roto que hacía que el baño se inundara y tuviéramos que secarlo con una fregona (incluso barrer el agua y recogerla con una pala para tirarla) cada 10 min.

Yo, chica de ciudad que se creía “wild” por haber hecho tres acampadas en su vida, me vi en medio de la selva, rodeada de bichos que vete tu a saber qué eran, con una ducha al aire libre y agua fría, sin un supermercado cerca y teniendo que trabajar en la construcción. Tardé 10 min en echarme a llorar.

Sin embargo, al día siguiente mis sentimientos habían cambiado por completo: me sentía ilusionada, motivada, enérgica, con ganas de explorar… Supongo que el cansancio, el mal tiempo y recibir demasiada información de golpe hicieron que me viniera abajo; y tras descansar, ver salir el sol y comprobar que realmente disponíamos de muchas comodidades, vi esta situación como una aventura.

La semana comenzó, y con ella nuestro nuevo trabajo. Cada día íbamos en bicicleta desde nuestra casa a la finca ecológica, dando los buenos días a los locales, quienes siempre nos respondían con una amplia sonrisa y deseándonos un “lindo día”.

En este trabajo nos volvimos unos expertos en montar tinglados de maracuyás, constructores de paredes hechas de barro y paja, carpinteros y transportadores de piedras. También descubrimos la importancia de encender una buena fogata al lado nuestra para evitar que los mosquitos chupasangres nos acribillaran.

Cada día, al acabar de trabajar, Thais nos tenía preparado el almuerzo, unas recetas mexicanas en versión vegetariana y unos zumos naturales riquísimos. Seguidamente, montábamos de nuevo en bicicleta y nos dirigíamos a una piscina de agua de cenote natural que nos costaba 0.11€ (2 pesos) la entrada. Volvíamos a casa y nos pasábamos la tarde descansando en las hamacas de la palapa, trabajando online en Legis Music, y charlando con nuestros compis.

Estos compis eran otra pareja, él de Estados Unidos y ella de Turquía, Erik y Gizem. Con ellos compartimos casa y trabajo. Con ellos hicimos fuego de caca (literalmente teníamos que quemar el papel del culo usado para prenderlo). A ellos les cocinamos tortilla española como 5 veces. Con ellos planemos nuestras escapadas a la ciudad. A ellos les damos las gracias por acompañarnos en esta experiencia.

Siguiendo con la rutina, cada noche, al irnos a dormir (a las 7 de la tarde), me aseguraba, moviendo cortinas, sacudiendo sábanas, mirando detrás de los armarios; que no hubiese ninguna araña, escorpión o lagarto merodeando por ahí. Sabía que, en algún momento, estando en un lugar tan salvaje, alguna sorpresa me encontraría. Así fue, una noche, cuando me levanté para ir al baño, me encontré una araña corriendo por el techo. Esto, bueno, lo paso, no me incomoda del todo. Pero en el intento de sacarla de la habitación, descubro que había una maldita salamandra en la pared de enfrente. Los que me conocen saben que tengo fobia hacia ellas. Bueno, pues aquí empezó el show: yo llorando, metida en el baño paralizada, y Pablo intentando cogerla para sacarla de la habitación porque, obviamente, yo no pensaba dormir con ella ahí dentro. Consiguió capturarla con un túper, pero claro, ahora había que cerrarlo y sacarlo fuera para liberarla. El problema estaba en que él no podía hacerlo todo solo y yo me negaba a tan siquiera sujetar la puerta o el túper. Pobre Pablinx que tuvo que arreglárselas para sacarla. Un héroe sin duda alguna.

Llegó el día que tuvimos que ir al supermercado porque nos estábamos quedando sin comida. Las pequeñas tiendecitas de pueblo contaban con unos pocos de plátanos y melones, papas, enlatados de frijolitos, nachos, tortas y electrolitos (suero de sabores diferentes para hacer frente al calor húmedo de la zona). Por tanto, teníamos que ir a los supermercados de la ciudad de Mérida. Suena fácil, pero la realidad es que debíamos de coger un mototaxi desde nuestra finca hasta el pueblo más cercano, Molas; de ahí una guagua hasta el centro de la ciudad; y, por último, un taxi que nos llevara hasta la zona comercial. Suerte que todo esto no costaba más de 2 euros por persona. Hacíamos la compra en supermercados de grandes cadenas como Walmart (donde la comida es igual o incluso más cara que en España y, encima, de menos calidad) y repetíamos el mismo proceso de vuelta. En fin, toda una excursión para comprar alimentos básicos.

Pero bueno, no todas las aventuras suponían este gasto de energía física y mental. Otras como las de ir a visitar cenotes y ruinas mayas en la parte de atrás de la furgoneta de Uli, el marido de Thais, nos hacían disfrutar como niños chicos. Ir por carreteras perdidas en medio de la nada, dando tumbos sobre los neumáticos en los que íbamos sentados, sintiendo la brisa (que ojalá fuera fresca) e intentando, fallidamente, escucharnos unos a otros entre tanto viento; además de tener un cenote para nosotros solos, tirarnos desde los laterales y nadar en él mientras llovía, hacían que todos aquellos esfuerzos valieran la pena.

Fueron varias las veces que me quejé, fueron varias las veces que me sentí incómoda, fueron varias las veces que me hice daño trabajando… Pero fueron el doble las veces que reí, que agradecí, que descansé, que comí de maravilla, que disfruté del buen tiempo. Fueron muchas las veces que me paré a saludar a los perritos cachorritos que tenían los vecinos, las que sentí el agua fresquita de la piscina, las que me tomé un café en la hamaca de la palapa, las que compartí mi viaje con los conductores de los mototaxis.

Pero ¿saben que es lo que más se repitió en mi estancia en Wayuú? El aprendizaje.

Wayuú ha hecho de mí, en dos semanas, una mujer de provecho jajajajaja.

Wayuú me ha hecho valorar la suerte que tengo de poder trabajar las horas que quiera al día, con la comodidad de estar sentada en una silla y al fresquito de un ventilador. Me ha enseñado que las cosas requieren de tiempo, esfuerzo, suciedad (que aún tengo metida en las uñas) y sudor. Que a veces, una situación que al principio es incómoda, acaba convirtiéndose en bienestar. Que tengo capacidad suficiente para adaptarme rápidamente al entorno, para solucionar dificultades, para llevar a cabo tareas que nunca pensé.

Wayuú me ha servido de espejo, me ha reflejado esa parte de mí que yo nunca había visto y que ahora abrazo.

Wayuú me ha hecho ser más consciente de mí misma y de mi potencial.

Wayuú me ha ayudado a entender que esto solo ha sido el principio de una línea exponencial de vivencias y aprendizajes.

Hoy cerré esa puerta de la imagen sabiendo que una parte de mi se quedaba en ese lugar.

Gracias por la incomodidad, gracias por la diversión; gracias por las heridas, gracias por los resultados; gracias por los bichos, gracias por la naturaleza; gracias por las horas de trayecto, gracias por las historias de la gente local; gracias por el sudor, gracias por el fresquito de la piscina; gracias por la escasez de alimentos, gracias por las comidas de Thais; gracias por la ansiedad momentánea, gracias por el agradecimiento.

Gracias Wayuú, por hacer que mi corazón vibrara fuerte cada día.

Comparte :

Otras entradas

Dinero gastado el 1er mes de viaje

Dinero gastado el 1er mes de viaje

¿Cuánto cuesta viajar por el mundo con una mochila? Esta siempre ha sido una pregunta muy interesa...

leer más
Gastando Energía

Gastando Energía

Uno de los aspectos más curiosos de viajar durante un largo periodo de tiempo sin rumbo definido es...

leer más
Hanal Pixán

Hanal Pixán

Una de las costumbres más famosas de México es la celebración del Día de los Muertos. Vemos fotos...

leer más
Trabajo Real y Trabajo Online

Trabajo Real y Trabajo Online

Ayer terminamos nuestra primera experiencia conjunta en un 'Workaway'. Para quien no lo sepa, [Wo...

leer más
Un mes Viajando

Un mes Viajando

Hoy, día 26 de noviembre, se cumple justo un mes desde que dejamos Barcelona rumbo Cancún. Hace un...

leer más
Experimentando un Temazcal

Experimentando un Temazcal

Ayer fuimos a un Temazcal por primera vez. A mí personalmente solo me sonaba la palabra vagamente...

leer más
Dejando Tenerife

Dejando Tenerife

Me queda una semana en Tenerife, en la casa que ha sido mi hogar durante los últimos 3 años. Aquí...

leer más
Una depresión Espiritual

Una depresión Espiritual

-O un par de tardes con Shrey, 60 minutos con Jion y tres horas con Ingrid- Como comenté en su...

leer más
Empacho de Viaje

Empacho de Viaje

Me siento empachado de viajar. Llevo más de seis meses cambiando de lugar, **sin pasar más de dos...

leer más
Indecisa Guatemala

Indecisa Guatemala

Guatemala... hace ya unos días que dejamos este curioso país y, como todo es nuevo aquí en el Salva...

leer más
Lo que el Lago me enseñó

Lo que el Lago me enseñó

Hace ya una semana y media que nos despedimos de Guatemala para dar la bienvenida a El Salvador....

leer más
El miedo a viajar

El miedo a viajar

Era un miércoles por la mañana, mientras entrenaba en el parking de mi casa. En un momento dado sen...

leer más
Miedos y Expectativas

Miedos y Expectativas

Hacía ya unas semanas que había hecho una lista con las expectativas y los miedos relativos a esta...

leer más
El país más difícil en el que he estado

El país más difícil en el que he estado

Una vez, comenté que creo que existe una especie de "energía de cada país". Es decir, cada país te...

leer más
Lo que Piensas que es y lo que Realmente es

Lo que Piensas que es y lo que Realmente es

Es curioso cómo nos hacemos una idea preconcebida de todo lo que puede ocurrir en el futuro. En est...

leer más
Cómo obtener el poder del Fuego

Cómo obtener el poder del Fuego

Desde que yo recuerde he sido un friolero. Cuando hacía frío lo pasaba realmente mal. Sentía u...

leer más
Ranking de países Americanos

Ranking de países Americanos

Ahí va, ¡el ranking de países Americanos en todo tipo de ámbitos! Por supuesto, está basado en los...

leer más
Empieza la segunda Etapa

Empieza la segunda Etapa

_Mmmmh... quizá lo mejor sería ir a la India, es un país lo suficientemente extraño y lejano, y enc...

leer más
Semi-Lamentación por Nicaragua

Semi-Lamentación por Nicaragua

Me gustaría poder escribir que Nicaragua me ha parecido un país maravilloso, pero desgraciadamente...

leer más
La soledad del viajero

La soledad del viajero

Allí me volví a sentir solo. Es en esos momentos, cuando estoy en un lugar que no me convence y no...

leer más
Surfeando Emociones

Surfeando Emociones

Ayer a eso de las 17h volví al agua con la tabla. Estos días estoy en el Zonte, un lugar conoc...

leer más
Todo lo que puede pasar en un trayecto de Guagua

Todo lo que puede pasar en un trayecto de Guagua

Pablo y yo decimos constantemente que es muy heavy como, viajando por otros países, normalizamos si...

leer más
Tres meses viajando en Pareja

Tres meses viajando en Pareja

Comienzo este artículo riéndome. Riéndome de lo absurda que me parece ahora mismo la idea que tenía...

leer más
Un mes después...

Un mes después...

Un mes ha pasado desde que terminó el sueño que tenía desde hace mucho tiempo. Un mes desde que vo...

leer más
Un Workaway de Mi*rda

Un Workaway de Mi*rda

Lo que iba a ser una semana separados estando cada uno en un alojamiento, se convirtió en **solo un...

leer más
Viajar... en el tiempo

Viajar... en el tiempo

Terminando ya el viaje de dos meses por India y Nepal, miro atrás y me doy cuenta de que, para mí,...

leer más
Viajar es una Realidad Diferente

Viajar es una Realidad Diferente

Viajar por todo el mundo con una mochila... un sueño de muchos, igual que lo fue para mí en su día....

leer más